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POJRRAMOS

¿un hecho condenado ha ser olvidado?

Por: Johann Pinto

En enero de 2009, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cometió un omisión muy grave a la Historia de la Segunda Guerra Mundial que no merece ser olvidado: invitar a la comunidad romaní, para formar parte del día del recuerdo del Holocausto, pautado para el día 27 de enero, aun sabiendo que también ellos, conocidos como gitanos, también fueron víctimas de las políticas genocidas del nacionalsocialismo alemán.

Los nazis enviaron a más de medio millón de gitanos a campos de concentración junto a sus hermanos los judíos, para ser asesinados en masa, y, sin embargo, ningún sobreviviente del holocausto gitano, mejor conocido como Pojrramos ha recibido indemnización alguna, ya que por ser nómadas y pertenecer a un grupo menos organizado, sus derechos son pisoteados co
 
Muchos estudiosos coinciden que 500 mil gitanos fueron asesinados a manos del poder nazi; pero, hay evidencias de que hay cifras muchísimo más aterradoras de la cantidad de víctimas gitanas a manos del poder fascista y nacionalsocialista del continente europeo, principalmente de Alemania, donde muchísimos registros no solamente de la matanza de judíos, sino también de gitanos han sido destruidos al producirse la derrota de la misma en 1945 en manos de los aliados. Muchos coinciden en que más del 80% de la comunidad gitana en Europa fue brutalmente asesinada a manos del poder nazi.
 
A lo largo de la historia, al igual que el pueblo judío, el pueblo gitano ha sido marginado y hasta odiado, por ser nómada o por sus prácticas vinculadas a la adivinación o creencias; pero, también ha tenido fama de cosas que realmente son falsas: desde Checoslovaquia donde se les acusaba de promover la prostitución, hasta en España, de ser delincuentes o ladrone.

El comienzo de la pesadilla contra la comunidad romaní es de vieja data: en la edad media fueron acusados de brujos hechiceros o herejes, hasta la Segunda Guerra Mundial de ser impuros racialmente, sin contar los ataques contra las comunidades gitanas de Latinoamérica (Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Cuba, etcétera.) hasta en los países levantinos (Grecia, Turquía, Irak, Irán, países de la península balcánica) entre otros.

Comenzamos en el año de 1941 en Polonia donde se deportan el primer contingente de gitanos a Auschwitz-Birkenau y se hacen experimentos con niños gitanos, que posteriormente son asesinados para probar la efectividad de los campos de gas para el pueblo judío. Los gitanos también sufrían problemas con los hacinamientos donde carecían de las normas elementales de supervivencia: se les negaba el agua, obviamente la comida, hasta su posterior exterminio donde se materializa el terrible hecho del holocausto gitano, en la republica checa, la administración nazi de la zona en el año de 1941, ya se habían abarrotado los guetos donde se confinaban no solamente a judíos sino también a los gitanos, pero en secciones separados.

En el gueto de Lodz hubo una epidemia del tifus en ambas partes del gueto, generándose protestas por parte de autoridades locales pidiendo reubicación y deportación, de los mismos, y en las leyes promulgadas por el Reich alemán, ya los gitanos estaban marcados como apátridas, de inferioridad racial y seleccionables para su exterminio tal como se cita en uno de los artículos de Ian Hanckok cuyo título es El holocausto olvidado, donde se recogen los siguientes textos:

«La Ley Gitana (Reichzigeunergeset) pretende crear un registro completo de la población gitana, su esterilización, el control de sus movimientos y formas de vida y la expulsión de extranjeros y gitanos apátridas. Secretario del Interior de Estado, Hans Pfundtner (4 de marzo de 1936)».

«Todo gitano debe ser considerado enfermo hereditariamente, la única solución es la eliminación. El objetivo debe ser la eliminación sin vacilación de este característico elemento defectivo de la población. Dr. Johannes Behrendt, Declaración Política de la Oficina de Higiene Racial, 1939».
 
El museo Yad Vashem en Israel reconoce, además del holocausto hebreo a manos del poder nazi, también el genocidio gitano, que oficialmente comenzó en 1940 con la expulsión de los gitanos y la deportación de los mismos a campos de concentración en Auschwitz- Birkenau, para ser posteriormente asesinados.

Los aspectos del genocidio gitano aun permanecen en misterio y sin ninguna explicación lógica alguna, pero ¿acaso de este modo el holocausto gitano está condenado a ser olvidado de las páginas de la historia? Al parecer sí, por que la únicas fuentes de información sobre el genocidio gitano proceden de las fuentes judías de la misma, y muy poco de las alemanas, que quizás fueron destruidas en la derrota del régimen a manos aliadas.

La otra pregunta es si acaso los gitanos supervivientes del Porrajmos puede recibir indemnizaciones al igual que los supervivientes de la Shoá. Yo diría que, basados en la historia, que sí, pero de otro modo, ya que sus bienes robados no se tasan en metálico sino en objetos, joyas, piedras preciosas, instrumentos musicales, quizás heredados de generación en generación. Por su número reducido y por su aparente falta de organización, quizás por su forma de vida nómada, a los nazis se les facilitó este terrible acontecimiento.
 
Lo único que se pide es que, además de que se reconozca el genocidio gitano de la Segunda Guerra Mundial, para que esto no quede en la impunidad, se les permita a los gitanos supervivientes del Porrajmos poder gozar de los beneficios de la justicia, y que los derechos de la comunidad gitana no sean pisoteados.

Para que el mal triunfe hace falta que los buenos no hagan nada para detenerlo.

EDITORIAL


 
Pojrramos

Tal y como cabía esperar, poca o casi nula repercusión mediática ha tenido la primera conmemoración celebrada el pasado domingo para el recuerdo de las víctimas gitanas del Holocausto, esa nula presencia en los medios es un dato mas de nuestra también nula representatividad en la práctica totalidad de los estamentos sociales.

Si entre todos, y ahí nos referimos fundamentalmente a todas las organizaciones, no hacemos un verdadero esfuerzo por preservar el recuerdo de “nuestras víctimas” en el Holocausto, éste terminará por desvanecerse. Es nuestra responsabilidad que la fecha señalada para honrar la memoria de los nuestros, el 2 de agosto, se convierta en una fecha señalada y respetada por propios y “ajenos”, para que de ese modo cumpla su verdadera misión de recuerdo, reconocimiento y reflexión sobre la situación actual que nuestro pueblo aún continua sufriendo en muchos lugares.

Pojrramos, es el nombre dado a los supervivientes del Holocausto gitano, y el título de un artículo (ver) que Yohann Pinto nos ha enviado desde Venezuela, donde revela que el hecho de que los gitanos constituyan una comunidad nómada y poco organizada, ha incidido en que sus reclamaciones de indemnización por los hechos de la Segunda Guerra Mundial hayan quedado postergadas.

En el artículo de Yohan encontramos algunas de las claves fundamentales del pensamiento nazi respecto al pueblo gitano, tales como la sorprendente Declaración Política de la Oficina de Higiene Racial de 1939, firmada por el Dr. Johannes Behrendt

«Todo gitano debe ser considerado enfermo hereditariamente, la única solución es la eliminación. El objetivo debe ser la eliminación sin vacilación de este característico elemento defectivo de la población».

Bajo esa visión puede entenderse que Hitler llevase a cabo sin vacilación alguna el exterminio masivo de gitanos, pero lo mas terrible de todo, es que en nuestros días todavía perdure la raíz de ese pensamiento en algunos grupos que siembran el terror y actúan de forma violenta contra la comunidad gitana de sus respectivos países. Esta misma semana hemos vuelto a tener muestra de ello en Hungría, con el asesinato de una mujer gitana en un atentado que también pudo costarle la vida a su hija de 13 años, gravemente herida (ver).

Tener memoria de los errores cometidos, es el camino necesario para evitar que  vuelvan a producirse, por ello, la deriva del odio y del rechazo hacia nuestro pueblo hasta el Holocausto, es un hecho que no puede caer en el olvido, y que debe servir de “faro” y de advertencia a todas las naciones y “conciencias venideras”. Hemos de agradecer que en ese sentido la comunidad judía siempre haya defendido el lugar que nos corresponde como víctimas del Holocausto, siendo un claro  ejemplo de ello la intervención del presidente de la comunidad judía de Polonia, Piotr Kadlcik, quien medió en el apoyo financiero del gobierno polaco para la celebración del acto de conmemoración del pasado domingo (ver).

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