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CEDAW Y LA ONU

Desde que el 2 de octubre de 1984 tuviera lugar en la ONU la primera Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer CEDAW. España, que firmó su adhesión desde el inicio, quedaba obligada a presentar cada cuatro años un informe sobre las medidas legislativas, judiciales, administrativas o de otra índole que se hayan adoptado para hacer efectivas las disposiciones de la Convención, y cuyo informe es evaluado por el comité de seguimiento.

Durante esta semana, dicho comité de evaluación, formado por 23 expertos, vuelve a reunirse en la oficina del Alto Comisionado en Nueva York para celebrar su 44 sesión, sesión que tendrá un carácter muy especial y significativo para el colectivo gitano de España, y mas en concreto para el de las mujeres gitanas de nuestro país, quienes ya comienzan a asumir el reto de ocupar el lugar que verdaderamente les corresponde dentro de la sociedad.

Estas mujeres, nuestras mujeres, van a estar bien representadas en la próxima sesión del comité mediante la figura de Tamara Carrasco, joven gitana, pedagoga y muy comprometida en su trabajo como responsable del área de igualdad y género de la FSG.

Tamara Carrasco será la encargada de leer ante el comité de expertos, un informe que refleja con claridad la discriminación que sufre la mujer gitana en España, informe elaborado por la Fundación Secretariado Gitano, y que deja de manifiesto importantes diferencias de evaluación respecto al que ha presentado el propio gobierno, quien parece no haber “tomado nota” de la última recomendación hecha por este mismo Comité, instándole a trabajar junto a las ONG para la inclusión de datos reales sobre niñas y mujeres gitanas.

La integración de estos datos en los informes oficiales realizados por el ejecutivo, significará un paso trascendente para “visualizar”  la presencia de la mujer gitana, y por consiguiente, para trabajar por su incorporación en los diversos estamentos de la sociedad de un modo natural, ya que el gobierno adquiere con ello, el compromiso y la  obligación de realizar cuantas políticas de inclusión se requieran hasta alcanzar unos objetivos mínimos.

La ONU mediante este comité, parece haberse sensibilizado sobre el problema de la mujer gitana, pero sabemos que salvo en cuestiones muy puntuales y de carácter casi anecdótico en las que de algún modo el pueblo gitano tiene alguna presencia dentro de esta institución, lo cierto es que nuestra representación “real” no está contemplada como tal.

Es algo por lo que deberíamos luchar si verdaderamente deseamos ser respetados en los diversos estados, ya que de poco ha servido, tal y como hasta la fecha hemos visto, que Naciones Unidas “ventilase” esta cuestión que concierne a más de 15 millones de gitanos en todo el  mundo, con un simple estatuto de reconocimiento como “Pueblo sin territorio” realizado en el año 1979.

Necesitamos algo más que ese estatuto,  necesitamos un comité de representación real formado por representantes gitanos de los diversos continentes, y con capacidad de crear comisiones que vinculen a los gobiernos en materias referidas a derechos fundamentales.

 
José Alfredo Maya Maya

Presidente de la Federación Maranatha de Asociaciones Gitanas

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